El Otro

viernes, julio 20, 2007

UNA BREVÍSIMA RELACIÓN ENTRE LA DESTRUCCIÓN DE LAS INDIAS Y LA DESTRUCCIÓN DE LA AMÉRICA.

ENSAYO

UNA BREVÍSIMA RELACIÓN ENTRE LA DESTRUCCIÓN DE LAS INDIAS Y LA DESTRUCCIÓN DE LA AMÉRICA.

Nunca hubo más difícil misión, que plantear de manera novedosa el texto la Brevísima relación de la destrucción de las indias del Fray Bartolomé de Las Casas debido a que este autor ha sido ya, tantas veces leído y releído – ya sea para estar a favor o en contra – en las distintas épocas, desde 1542 hasta el 2007. Por lo que espero hacer una lectura del texto en la que pueda desarrollar una idea que en un comienzo, nació como una sospecha, y se ha ido fortaleciéndose llegando a nacer este ensayo. Las interrogantes que planteo, no son necesariamente respondidas en el texto - para aquello necesitaría de una investigación más exhaustiva – pero sí abre un nuevo sendero para una investigación que puede realizarse más adelante. Por lo demás está trabajado el texto en forma de analogías y quizás homologías – que se encontrarían implícitas en el texto – pero más allá de aquello, sería difícil aventurarme.

Ahora bien, desde su concepción el texto ha sido creado para enfrentarse a una realidad, contraria e inversamente proporcional a la que intentaba graficar, con lo que se ha ganado múltiples adeptos y una no menor cantidad de detractores. Pues, a diferencias de tantos otros creadores de cartas de relación, Las Casas, busca contar las penurias que sufre, pero no por ser cautivo de los indígenas, sino por el trato que reciben los naturales por parte de los españoles; mal-trato que se basa en la no mirada del otro en cuanto a otro, problema que no era propio de la época, sino más bien -me atrevería a afirmar- propio a todas las épocas, un claro ejemplo de esto, es en la Rapsodia IX de la Odisea, cuando Ulises (como los españoles) no es capaz de ver a Polifemo (los indígenas). No obstante, todo lo que he dicho puede ser dudado, debido a que los indios al parecer al ver al otro lo elevan y lo ponen más arriba en la escala ontológica.

Que después que se descubrieron las Indias hasta hoy, nunca en ninguna parte dellas los indios hicieron mal a cristiano sin que primero hobiesen recibido males y robos y traiciones dellos. Antes siempre los estimaban por inmortales y venidos del cielo, y como a tales lo recibían.” (171 -172)

Pero, ¿Cuál es la importancia de leer hoy la Brevísima relación de la destrucción de las Indias? Este nuevo mundo, como se le ha conocido en la época, ha sufrido crímenes horrendos desde su descubrimiento hasta, una historia que nos es totalmente reciente, las dictaduras -hablo en presente sobre las dictaduras, pues las cosas pasan al pasado cuando se han cerrado y aún quedan muchos cabos abiertos, como lo son los casos de los detenidos desaparecidos en Chile o el de los hijos de las madres de la plaza de mayo en Argentina-. Mas, no he de hablar esto porque se me ha ocurrido, más bien lo menciono porque me parece que podemos encontrar la beta – que tanto buscaban nuestros antepasados - que nos de la explicación del comportamiento de algunas “figuritas” de fines de siglo pasado; Es así como Bartolomé en la obra nos señala

…y así falta para los tristes, por lo cual mueren de hambre y de sed, y el remedio es dar con ellos en la mar. Y en verdad que me dijo hombre dellos que desde la isla de los Lacayos, donde se hicieron grandes estragos de esta manera, hasta la Isla Española, que son sesenta o setenta leguas, fuera un navío sin aguja y sin carta de marear, guiándose solamente por el rastro de los indos que quedaban en la mar, echados del navío muertos (141)

Pero, con que nos encontramos acá, no es que nuestro Fray se haya inspirado en la “Operación Cóndor”, en Videla o Pinochet – entre tantos otros – para hacer un proceso de afabulación sobre lo que sucedía en América, no. Lo que si podemos sospechar es que estos tiranos –que nombre más recurrente en la brevísima- o eran muy ilustrados y leían lo que NO se debía hacer con un pueblo o las formas de torturar y destruir al otro es un conocimiento que se pasa de-generación en de-generación, que se cree olvidado, pero al más mínimo estímulo aparece y al parecer con más fuerza – hasta llegar a las atrocidades del Siglo XX - en palabras de uno de los primeros antropólogos de América, nuestro Bartolomé

“Porque sea verdad la regla…, que siempre desde el principio han ido creciendo en mayores desafueros y obras infernales.”(104)

“El año de mil y quinientos y veinte y tres fueron tiranos españoles a estar de asiento allá; y porque la tierra, como dicho es, era rica, sucedieron diversos capitanes, unos más crueles que otros, que cada uno parecía que tenía hecha profesión de hacer más exorbitantes crueldades y maldades que el otro, porque saliese verdad la regla que arriba pusimos.” (131)

Ahora bien, he comparado hechos puntuales de las dictaduras latinoamericanas con lo que los españoles llamaron “descubrimiento”, mas es necesario que se den otros puntos para que pueda tomar verdadera fuerza este tipo de lectura, como pueden ser las torturas, ¿qué dictadura latinoamericana salvó a su pueblo de estos tormentos?, Al parecer ninguna, pero ¿en las Indias?

Así mesmo quemaron a Chapera, señor de los canarios, injustamente. Así mesmo Alvis, gran señor de los que había en Quito, quemaron los pies y le dieron otros muchos tormentos porque dijese donde estaba el oro de Atabaliba, del cual tesoro (como pareció) no sabía él nada. Así mesmo quemaron en Quito a Cozopanga, gobernador que era de todas las provincias de Quito. El cual, por ciertos requerimientos que le hizo Sebastián de Benalcázar, capitán del gobernador, vino de paz, y porque no dio tanto oro como le pedían, lo quemaron con otros muchos caciques y principales. Y a lo que yo pude entender, su intento de los españoles era que no quedase señor en toda la tierra.” (159)

Pero hay que reconocer que los españoles eran aún más crueles que los militares que se tomaron el poder en Latinoamérica, es sabido por datos entregados por la ONG que sí hubo tortura infantil en la dictadura militar chilena, pero no pudo llegar a los índices que el Fray Bartolomé de Las Casas nos cuenta en su Brevísima relación de la destrucción de las Indias”. Mientras nuestro Augusto torturaba a una niña quinceañera, los españoles en nombre de su Cesario daban muertes a infantes aún no destetados.

Viviana Fernández nunca volvió a jugar a la gallinita ciega. En 1973 vivía en un cerro de Valpaíso junto a sus padres y a sus dos hermanos. Su padre trabajaba en la Compañía de Gas y participaba activamente en el sindicato. Su mamá colaboraba en la JAP. Tras el golpe militar, Viviana fue detenida por agentes de la dictadura, encapuchada en un cuartel y torturada física y sicológicamente. Viviana podría ser una más de las 28.459 personas que el informe Valech reconoce como víctimas de prisión política y tortura. Pero su historia es distinta y ha sido doblemente invisible. Ella tenía 15 años al momento de su detención y cuando regresó a su barrio fue estigmatizada y discriminada. Su niñez fue interrumpida y tuvo que guardar silencio.”[1]

En comparación a:

Asimesmo vi yo quemar tantas casas e pueblos, que no sabría decir el número según eran muchos. Asimesmo es verdad que tomaban niños de teta por los brazos y los echaban arrojadizos cuanto podían, e otros desafueros y crueldades sin propósito, que me ponían espanto, con otras innumerables que vi que serían largas de contar.” (161)

En fin, me parece que esta comparación no ha estado errada y quiero darme el placer –suena como si fuese positivo, pero no lo es - de decir que los españoles se anticiparon a las cámaras de gas de los campos de concentración Nazi como la de Auschwitz o lo que pudo ser en Chile con el Estadio Nacional para la dictadura o un poco antes, en Pisagua. ¿Podrá Latinoamérica alguna vez, limpiar esta carga de muerte que lleva desde sus anales?

Aquí llegó una vez el gobernador que gobernaba esta isla con sesenta de caballo y más trecientos peones, que los de caballos solos bastaban para asolar a toda la isla y la tierra firme, y llegáronse más de trescientos señores a su llamado seguros, de los cuales hizo meter dentro de una casa de paja muy grande los más señores por engaño, y metidos les mandó poner fuego y los quemaron vivos.” (85)

Debo agregar que esto es un hecho que se repite constantemente en el texto, no un acto aislado producido por los españoles, al igual que todos los otros citados, que fueron millones muertos así – cuento en palabras lascasianas – una verdadera destrucción de nuestro continente, pues no paro ahí, continuo hasta nuestros días.

Si lo pensamos así, como lo estoy proponiendo, esta misma lectura puede generar controversias y muchos pueden tildarme – en palabras de Álvaro Huerga, aunque no van destinadas hacia mi persona - “resentido social, agitador de masas, tribuno rebelde y esquizoide” entre tantas otras cosas, pero imaginemos que esto mismo que propongo lo hubiera dicho en plena dictadura, lo más seguro es que la URSS me hubiese apoyado y los comandantes de nuestra tierra me hubiesen hecho desaparecer – no hay nada más interesante que hacer historia ficción, al igual que lo hizo Las Casas en muchos pasajes -; me imagino que algo similar tuvo que haberle pasado a nuestro buen padre Las Casas.

No obstante, debo agregar, que esta carta de relación al igual que todas las otras, intenta convencer a un lector –que sería Carlos I, en este caso – y que los datos están pasados por un proceso de ficción-histórico, lo que hace que siga siendo una obra que levante apasionadas polémicas. Mas debo agregar que con un solo caso que se haya dado realmente en la brevísima relación de la destrucción de las indias hace que la conquista se vuelva totalmente repudiable y pueda ser condenada.

En síntesis, hemos dado una “especie de comparación” entre lo sucedido en la América del Siglo XVI y la del XX. No obstante, más que una comparación, me gustaría postularlo como una herencia, una identidad latinoamericana si se desea. Lógicamente, obvie toda la herencia con valores “positivas” para dejar este trabajo en sentido lascasiano.



[1] Bibliografía virtual, página de la ONG

Presentación para el 2007

Otra vez

He aquí otra vez a este individuo intentando una nueva empresa -que seguramente dejará atrás sin terminar, para comenzar otras-, que tiene un destino nebuloso, incierto; pero que en un principio está creado con la intención de satisfacer completamente su codiciosa existencia.

Bueno, después de darme el lujo de hablar en tercera persona -o quizás hablaba el otro - espero que este nuevo viaje que emprendo, sea más exitosos que los demás. No daré detalles o una sinopsis de lo que busco con el blog, pues va a ser tan variable como mis mismos pensamientos, además quizás logre hasta sorprenderlos y ya no escribo más, porque me entró la flojera por la polera, por los zapatos, me entra también por mis pulmones, hasta llegar a mi alma.

Últimos segundos de oscuridad.

Últimos segundos de oscuridad.

A tanta velocidad, el viento debió golpearme el rostro, despedazarlo y convertirlo en cenizas; pero el casco lo protegía de esa dulce sensación. La carretera era para mi una línea, en la cual algunos se pierden, que avanzaba rápidamente como la publicidad en la televisión, pero yo debía continuar a entregar mi pedido aunque el camino me generaba adicción.

La vida en ese momento estaba llena de sentido, aun cuando, el alma estaba color marrón. Me faltaba un cigarrillo para completar la felicidad de la noche, así que decididamente salí a comprar, me dirigía por los caminos eternamente recorridos por pies como los míos, pero sin mí.

-¡Qué mierda, ya estoy aburrido de estos viajes sin sentido si sigo en esta dirección, seguiré yendo a ningún destino a ningún lugar! – en esas cosas estaría, seguramente, pensando en su inconciente, así que decidió cambió de dirección, entró en calles desconocidas, pensando que de esa forma encontraría un mejor destino para él; lamentablemente nunca leyó a Sófocles.

Me encontraba tan seguro de las indicaciones que me habían entregado y de mí obediente forma de tomar órdenes; que nunca me di cuenta, hasta segundos después, que había errado el camino, era desesperante saber que había entrado una calle antes a la población y era lamentable que esta situación ya me pasara dos veces, así que antes de dar la vuelta, pensé que era mejor considerar la otra oferta de trabajo que me habían dado, guardia de seguridad y así cambiar mi destino.

Ya sabía yo que el perderme en mis pensamientos generaba tal grado de desconcentración, que me había atrevido a cambiar mi dulce rutina y no había dudado en ningún momento, entrar en calles desiertas, donde pocas vece había pisado, así que, aunque parece que ya lo había dicho, había perdido el camino. Me detuve antes de avanzar, recordé todas las clases en mi facultad sobre los laberintos y otra vez estaba rememorando esa dulce noche llena de dulces sabores, en la cual había descubierto el verdadero sentido de entrar en un laberinto, no era quebrarse la cabeza descubriendo la salida, sino el descubrir que se le puede ganar al destino.

A veces la vida es así, no te das cuentas que todo está en movimiento –se que no son mías estas palabras y qué alguien ya las había pronunciado, un tal oscuro, parece – y que las cosas cambian, aún cuando parece que estás atrapado en realidades inconexas y periféricas. En realidad, ya no deseo hacer más esto, como narrador parezco coro.

No había tomado ninguna decisión de trabajo, pero sabía que debía dar la vuelta. Ya le había dicho a mi proxeneta que eso de la entrega en diez minutos era una verdadera estupidez, pero el no me había escuchado. Había encontrado un buen espacio para girar en u y volver por dónde me había perdido. De esa forma tan mecánica que tengo para hacer las cosas, observé que no hubiese ningún auto e intenté girar en aquel espacio maravilloso que se abría entre mis ojos, pero todo fue tan rápido, sentí como tiritaban las ruedas bajo el piso de tierra, lleno de piedrecillas; no saben cuanto me arrepentí de no haber escogido aquella motocicleta con rueda más anchas, pero ya la suerte estaba echada y en la segunda patinada sentí como el mundo daba vueltas y yo salía disparado hacia la plaza y mi vida entera en dirección hacia mi madre que está en el santo reino..

Como ya había pasado media hora en dulces recuerdos, recordé las ganas increíbles que tenía de fumar, y me puse en camino nuevamente. La noche estaba fría, tan fría que quemaba mis labios, el olor a madera verde quemada daba un ambiente propicio para que yo no le prestara más atención al vapor que exhalaba de mi respiración se elevaba junto a la luna. De pronto el aire cálido del temor terminó abruptamente mi ciclo vital respirar, humo y luna; olfateé rápidamente hacia el lugar dónde provenía y no pude ver más una luz amenazadora frente a mis ojos, era tan brillante que no pude más que levantar mi brazo para proteger mis ojos en un último instinto de supervivencia, pero era tarde. Recuerdo que lo primero que sentí fue la impresión de estar frente a una motocicleta que había perdido el rumbo, con un típico repartidor de pizzas; pero rápidamente se esfumó esa esperanza y sentí como torturaban a mis compañeros detrás de la puerta que estaba a mis espaldas y la voz del maldito que me hacía preguntas que aunque no sabía las respuestas, una convicción muy grande me gritaba cerca de mi hemisferio derecho del cerebro que no debía decir nada, que la promesa de libertad era mentira, pero he de reconocer que la luz puesta en mi cara me atemorizaba. No terminaba de acostumbrarme a esta situación, aun cuando creo que nunca lo iba a hacer, cuando el escenario cambio nuevamente y vino lo peor, fui condenado a la nada blanca, ahora mientras escribo esto sobre una mesa blanca, sentado en una silla blanca, con un papel blanco y tinta blanca; todo esto acompañado de vino blanco, levanto mis ojos blancos y no veo más que blancura. Una voz, del mismo color que todo lo demás, me ha dicho que prontamente, aún cuando no me ha dicho cuanto tiempo me queda, olvidaré todos mis recuerdos para que todo esté lleno de blancura y ha dejado que escriba estas palabras, para que tú, querido lector, antes de ser condenado a lo mismo que yo, puedas…